La inversión extranjera directa (IED) constituye una de las principales fuentes de crecimiento para economías con capital domestico limitado; sobre todo en casos como el de República Dominicana, donde los mercados de valores no se encuentran ampliamente desarrollados y el proceso de captación de capitales es ampliamente regulado. Por eso, entendemos la importancia de proteger e impulsar este sector, el cual representa una fuente importante de desarrollo, empleos e ingresos fiscales.
Como programa de gobierno, nuestro objetivo es que en el período 2020-2024 la IED no solo puedan aumentar, sino que además podamos diversificar las industrias que reciben la IED de manera tal que podamos promover la tecnificación de personal humano y el incremento del valor agregado de los bienes que se producen en nuestro país.
La inversión extranjera en República Dominicana se encuentra regulada por la Ley núm. 16-95, sobre Inversión Extranjera, promulgada el 20 de noviembre de 1995, y su Reglamento de aplicación contendido en el Decreto núm. 214-04, de 11 de marzo de 2004.
El marco regulatorio aplicable está fundamentado en dos principios cardinales:
(i) El reconocimiento del Estado dominicano a la inversión extranjera y la innovación tecnológica como elementos de contribución al crecimiento económico y al desarrollo social del país; igualmente reconoce su rol en la creación de empleos y generación de ingresos, la promoción del proceso
de formación de capital, comercialización y gestión de métodos.
(ii) El reconocimiento de que los inversionistas extranjeros y nacionales comparten derechos y deberes similares, lo cual implica que, bajo la Ley de Inversión Extranjera dominicana, recibirán un trato igual o neutral en comparación a las inversiones locales.
De acuerdo con el más reciente informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en América Latina y el Caribe sobre Inversión Extranjera en la región, las entradas de IED por primera vez en cinco años fueron superiores a las del año anterior (13.2 %) y alcanzaron un monto de $184,287 millones de dólares. Esta evolución, sin embargo, obedece a mayores flujos que se concentran en pocos países, principalmente el Brasil y México (véase el gráfico 3).
Además, no se puede asociar a aportes de capital, sino a mayores entradas por préstamos entre compañías y, en menor medida, a reinversión de utilidades. Las manufacturas y los servicios fueron los sectores en que se recibieron más capitales, aunque con respecto a 2018 se observa un leve aumento de las entradas de inversión hacia los sectores de recursos naturales.
Por eso, las recomendaciones del órgano regional están orientadas a desarrollar políticas públicas que cada vez más atraigan el tipo de IED que contribuya a formar capital de conocimiento y avanzar en el cambio hacia patrones de producción, energía y consumo sostenibles.
La creciente incorporación de un enfoque de desarrollo sostenible en las decisiones estratégicas de las principales transnacionales del mundo constituye una oportunidad para diseñar políticas que acompañen este cambio de paradigma.
La IED en República Dominicana disminuyó 29 % con relación a 2017, totalizando $2,535 millones de dólares. Sin embargo, en 2017 se alcanzó el máximo de entradas de IED de los últimos 25 años impulsado por la venta de un nuevo paquete accionario de la Cervecería Nacional Dominicana a Ambev por $926.5 millones de dólares. Con estos ingresos, en 2018 el país fue el noveno receptor de América Latina y el Caribe.
La contracción se debió principalmente a un descenso del 60.5 % en el sector de comercio e industrias, si bien este fue el segundo sector receptor (21 % del total). También disminuyeron los flujos en el sector inmobiliario (que representó el 20 % del total y mostró una baja de 5.1 %), los servicios de exportación (zonas francas) (que son el 9 % del total y presentaron una caída de 11.2 %) y la minería (que alcanza al 7% del total y registró una baja de 54.9%). De este modo, el turismo fue la actividad que recibió más inversiones (34 % del total), con un crecimiento del 21.3 % con respecto a 2017.
En una comparación de mediano plazo, se observa que el desarrollo del turismo ha generado un fuerte aumento de las entradas de capital extranjero, que subieron de $150 millones de dólares como promedio anual entre 2010 y 2012 a $780 millones de dólares anuales en los últimos tres años, y las grandes cadenas hoteleras internacionales continúan expandiéndose y anunciando nuevos proyectos.
El Grupo Posadas, de México, anunció la construcción de un complejo en Punta Cana por $130 millones de dólares (Forbes, 2018b). La compañía española Meliá Hotels International invirtió $140 millones de dólares para la apertura de un nuevo hotel de lujo, que se concretó en 2018, y la remodelación de otro.
En 2018 también culminó la construcción de un nuevo complejo hotelero de la cadena de origen francés Club Med, de propiedad del grupo chino FosunTourismGroup, en Miches, que, con una inversión estimada en $100 millones de dólares, constituye el proyecto más grande de la compañía en los últimos 40 años (TravelAgent Central, 2018).
Estos son algunos de los proyectos que muestran el interés de las cadenas transnacionales por contar en el país con una oferta hotelera más amplia y sofisticada. En la manufactura, se destacan algunos anuncios de inversiones, pero de baja
magnitud, en la industria exportadora de equipos y dispositivos médicos.
Por otra parte, los centros de servicios empresariales continúan expandiéndose y Santo Domingo ocupa el sexto lugar en la clasificación mundial de 2019 de ciudades de contratación externa de procesos realizada por fDiMarkets (fDiIntelligence, 2019).
Para determinar las áreas de oportunidades de este sector, agotamos un proceso de discusión con los principales actores que inciden en él, logrando establecer una serie de necesidades y de estas los ejes fundamentales de acción.
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